Casarse, comprarse un coche y una casa, rutina, tener hijos, estabilidad… Si quieres esa vida adelante, pero… ¿eres feliz o solo estas cómodo?
Lo peligroso y triste es que muchas personas piensan que esa es la única forma de vivir. Supongo que al ser un estándar les habrá dado resultado a mucha gente.
Personas infelizmente conformes con una vida que no desean pero que temen dejar. Personas a las que les encantaría viajar por el mundo pero sienten que no pueden, que «quizás cuando la cosa este mejor», o cuando «termine de pagar esto y lo otro», o la famosa frase de «algún día lo haré» y dejan constantemente su felicidad para después. Sin saber que, el tiempo ideal no existe y que tampoco sabemos cuánto tiempo nos queda.
Soñadores con las alas atadas y viajeros sin maleta atados a las agujas de sus relojes.
Yo renuncio. Renuncio a la rutina. Renuncio a comprar una vida e ir pagándola poco a poco por el resto de mis días. Renuncio a trabajar 365 días para descansar 15. Renuncio a esperar la jubilación para disfrutar. Renuncio a lo establecido, a lo que se supone. Renuncio a los plazos fijos y a las cuotas sin interés. Renuncio a creer que la felicidad está en lo material.
Con tanto por conocer, vivir y experimentar, no voy a dejar que otros me lo cuenten, o a esperar a «disfrutar» esos 15 días de vacaciones por año. No gracias. Eso no me alcanza.
Y creo que, convencer a más personas de todo esto es aportar algo al mundo. Creo que si somos más haciendo lo nos gusta, el mundo sería más feliz.
Hay que cambiar el chip. Y lo cambias cuando compras un viaje que no sabes cómo vas a pagar. Lo cambias cuando te dejas llevar por algo que te da miedo pero que sabes que merece la pena. Lo cambias cuando te das cuenta que quieres vivir de verdad.
No encajes, rompe el molde. Los cambios son para los valientes, los cobardes prefieren quedarse donde están aunque no sean felices.
No hay mayor pecado que vivir cómodamente infeliz.
Solo.
Hay.
Una.
Vida.
El Pasaporte de Laura 